Con el título bajo el brazo de Diseñadora en vestuario escénico, María Laura Ruíz – o Malala, como le dicen – no se conformaba con ser vestuarista. Su sueño era poder trabajar de forma independiente, realizando diseños propios y aprovechando los recursos naturales que nos da la tierra, para intervenir prendas y crear artículos artesanales y exclusivos.
Los tintes naturales siempre le llamaron la atención, fue por ello que comenzó a intervenir telas nobles como el algodón orgánico, la seda, la lana, el bambú y el lino, para crear accesorios y prendas únicas. Si uno conoce el taller donde Malala desarrolla su proceso creativo, fácilmente se la puede confundir con una “chef de la indumentaria”. Rodeada de ollas, especias, fórmulas e insumos naturales, como la yerba mate, la cúrcuma, el quebracho, cáscara de cebolla, eucaliptos medicinal, y nogal, entre otras, las telas se cocinan a fuego lento, siendo teñidas y pintadas a mano, para lograr un resultado final literalmente único e irrepetible. Cuando le preguntamos por qué eligió dedicarse a su emprendimiento, nos contó que es lo que más le apasiona. “Soy inquieta y curiosa, mi trabajo es una investigación permanente, ensayo y error a diario, buscando lograr diferentes recetas y colores con los elementos que nos brinda la Madre Tierra. Trabajar de manera artesanal, ser respetuosa con quien me rodea y con el medio ambiente hace que desde el diseño pueda comunicar la importancia de ser consumidores responsables.” nos dijo. Para llegar a hacer lo que hoy hace, Malala pasó largos años experimentando y probando nuevas técnicas. Fue un trabajo de hormiga que de a poco comenzó a dar frutos, pudiendo aprender de cada error y dificultad, para crecer y mejorar. El poder pedir ayuda y delegar cuestiones que no le eran afines o familiares a su profesión, fue algo que la ayudó mucho a poder crecer de manera sistemática y llegar a más personas. Además de emprender con una profunda conciencia del cuidado al medio ambiente y una gran valoración por el trabajo artesanal, Malala es parte de la Economía Social y Solidaria. La misma, plantea una forma de producción, consumo, y distribución de riqueza, centrada en la valorización del ser humano y no en la priorización del capital. Promueve el asociativismo, la cooperación y la autogestión, y está orientada a la producción, al consumo, y a la comercialización de bienes y servicios, de un modo principalmente autogestionado, teniendo como finalidad el desarrollo ampliado de la vida. Para Malala, la Economía Social y Solidaria es “una economía que nos permite crecer, una alternativa económica diferente donde se puede producir y consumir de manera responsable con nuestro medio ambiente, siendo a la vez inclusivos con los sectores vulnerables de la sociedad. Es trabajar de manera asociativa e igualitaria con diferentes productores que apostamos al crecimiento local y la industria nacional. Es creer en el trabajo colectivo y que la distribución de la riqueza sea más equitativa para la población.” Todos los meses, comercializa sus productos en la Feria del Productor al Consumidor, que se lleva a cabo en la Facultad de Agronomía, donde se agrupan los productores que comercializan sus bienes bajo estos principios. Malala es un claro ejemplo de que es posible realizar productos únicos, artesanales y de una calidad incuestionable, y a la misma vez, apoyar al crecimiento y desarrollo de una manera de producir y comercializar bienes, donde los beneficios sean compartidos y las personas se apoyen entre sí, en pos de reproducir valores nobles y replicables a todos los campos de producción y consumo. Podes seguirla enhttps://www.instagram.com/malalaruiz/ https://www.facebook.com/malalaruiz.com.ar/ Nota realizada en Mayo 2017, para la Revista Digital Marcas que Marcan #Revistadigital#MarcasqueMarcan#Marcasconpropósito#Sustentabilidad#Modasustentable#FashionRevolution